La vibración de un terremoto corresponde al paso de las ondas liberadas cuando una porción de la corteza terrestre se rompe. La rotura puede haberse producido a muchos quilómetros de distancia de donde se experimenta el sismo.
La palabra terremoto se aplica generalmente a ondas generadas por ruptura en la corteza, mientras que sismo se puede utilizar de forma más amplia, también para referirse a ondas generadas por otros fenómenos (explosiones o impactos).
Las roturas de la corteza generadoras de terremotos se producen por el desplazamiento relativo y súbito de dos bloques rocosos de grandes dimensiones que se hallan en contacto a través una superficie de debilidad, que denominamos falla. El desplazamiento súbito a lo largo de una falla entre los bloques rocosos en contacto provoca una sacudida. Ésta se transmite a través de la corteza y de capas más profundas en forma de ondas elásticas, que se alejan de la zona de rotura rápidamente, y que viajan a gran velocidad y grandes distancias.